Publicado por: Iago Moreno (@iagomorenopress)
El progresivo desmantelamiento de la democracia interna del PCUS y su consiguiente burocratización y distanciamiento de las clases populares soviéticas, facilitó el ascenso al poder del estalinismo como expresión del fin del proyecto emancipador iniciado por los bolcheviques en 1917, y de la apertura de una etapa política para la URSS regresiva en materia de derechos humanos y libertades (individuales y colectivas). La década de los años 30 se convertiría tras el viraje burocrático y autoritario de la Unión Soviética en una década trágica para las personas LGTB+, las mujeres, las personas religiosas y gran parte de las minorías étnicas; y para la ciudadanía en general que se vio privada de un mayor número de libertades tanto políticas como artísticas y sociales. En definitiva, el abandono de la línea del PCUS de Lenin, marcada por la constante expansión de los DDHH y la frenética búsqueda de nuevas fórmulas para el empoderamiento popular a todos los niveles, se hundió frente al proyecto de la burocracia estalinista trayendo un proyecto radicalmente distinto al abanderado en la revolución de 1917. Hoy día 28 de Junio de 2015, Día del Orgullo, quizás toque recordar las consecuencias de la larga noche que oscureció la URSS post-leninista para las personas homosexuales. No obstante, sería difícil abordar esta cuestión sin hacer un breve repaso a la postura del movimiento revolucionario durante las décadas previas.
El movimiento obrero internacional, que fue central en las luchas por la conquista de los derechos civiles y el empoderamiento popular durante todo el siglo XX, fue desde sus inicios consciente - aunque tímidamente - de la necesidad de incorporar demandas de otros sectores de la sociedad también desempoderados como las mujeres y las personas no cisheterosexuales. En Alemania, donde la homosexualidad fue incluida en el código penal en el año 1871, el SPD - por entonces referencia del movimiento obrero internacional - luchó por abolir la persecución de las personas homosexuales tanto en las calles como en las instituciones. El 14 de Junio de 1898, el Reichstag recibió una petición de reforma de ley firmada por prominentes figuras del movimiento como Eduard Bernstein, Karl Kautsky o Käithe Köllwitz. En Gran Bretaña, el juicio en 1895 al militante socialista y afamado escritor Oscar Wilde por su homosexualidad llevó a la movilización del movimiento obrero y a un intento también fallido de acabar con la persecución de la homosexualidad encabezado por el también escritor y militante socialista Bernard Shaw. En Alemania el SPD también se mostró solidario con el proceso judicial desde su periódico obrero Die Neue Zeit. La degeneración del SPD y de los partidos socialdemócratas en general no acabó con el movimiento obrero revolucionario y tampoco lo hizo con sus prematuras demandas contra la opresión a las minorías sexuales. Las por los derechos de las personas homosexuales en Alemania y Gran Bretaña alimentaron un sentimiento de solidaridad en el resto de partidos de la internacional. Incluso en Rusia, donde el contexto histórico (marcado por un notable subdesarrollo y atraso) no era precisamente favorable para las demandas emancipadoras en materia de diversidad sexual y derechos de las minorías no cisheterosexuales, los bolcheviques demostraron un compromiso con el progreso y la lucha en torno a ésta cuestión.
En Diciembre de 1917, poco después de tomar el palacio de invierno, los bolcheviques abolieron las leyes que penaban la homosexualidad en el viejo orden zarista. Los avances en derechos de la mujer como la legalización del aborto o el divorcio, y el progresivo avance hacia su empoderamiento (en el que tan importante fue el papel de figuras como Kollontai) fue por tanto acompañado de un avance en los derechos de las minorías sexuales. La lucha contra la homofobia iniciada por los leninistas no fue una mera cuestión de reforma legislativa al estilo liberal. De la misma forma que el movimiento revolucionario ruso hizo una gran labor en los primeros períodos de la revolución por destruir las bases materiales de la opresión de la mujer con la creación de comedores, lavanderías y guarderías comunales que progresivamente acabasen con la desigualdad en el reparto del trabajo de cuidados y se hizo un enorme esfuerzo por fomentar la igualdad dentro del partido y promoverla en la sociedad civil, la lucha en defensa de los derechos de las personas homosexuales fue significativa en los años que sucedieron a 1917.
Tal y como afirmaba el bolchevique Grigorii Bakkis en 1923, la revolución legislativa en materia de derechos sexuales que experimentó la Unión Soviética tuvo papel esencial en la expansión de las revoluciones (en plural) que partiendo del levantamiento de la clase obrera rusa se desataron en el seno de la sociedad, llegando a todas sus niveles y espacios. La libertad sexual que la ley soviética garantizó a los ciudadanos de la URSS creó unas nuevas normas de convivencia basadas en la no-interferencia en la libertad sexual de las personas por parte del estado. No obstante, los Bolcheviques soviéticos no fueron solo un símbolo de progreso y liberación sexual dentro de las fronteras de la URSS. Los comunistas soviéticos enviaron delegados a los diversos congresos internacionales de la Liga Mundial por la Reforma en materia Sexual que nació del avance de los movimientos sociales tras la primera guerra mundial. Tanto las reunión de 1921 en Berlín, como la de 1928 en Viena contaron con la presencia de delegados de la Unión Soviética.
Como gran parte de los mayores avances sociales traídos por la revolución de Octubre durante los años posteriores a 1917, los avances en materia sexual fueron perdidos tras el viraje totalitario de la Unión Soviética y el giro burocrático del partido que precedió a este. El estalinismo renunció al papel transformador del partido comunista y su lucha por combatir la homofobia heredada del viejo régimen zarista. En 1933, la homosexualidad fue ilegalizada de nuevo con la reforma del artículo 121 del código penal soviético. A partir de 1934, ser homosexual pasó a ser condenado de 3 a 5 años de cárcel a partir de entonces, reemplazando la sexual pre-estalinista por un una situación persecución y criminalización de la libertad sexual por parte del partido y el estado. Al retroceso en derechos de las minorías sexuales se les sumó el proceso regresivo en materia de derechos de las mujeres iniciado por la ilegalización del aborto (legalizado en 1920 por los bolcheviques) y las campañas contra la libertad religiosa, especialmente contra musulmanes, pero también contra cristianos ortodoxos hasta que en 1945 la religión ortodoxa se mostró mas útil para Stalin como herramienta que como enemigo.
Ciertamente, el retroceso en materia de libertad sexual que conllevó la llegada del periodo estalinista no devolvía a la Unión Soviética a un punto diferente del cual se encontraban la gran mayoría de países europeos, y hasta cierto punto reflejaban la verdadera naturaleza de la(s) sociedad(es) soviéticas. No obstante el punto significativo de los cambios en esta cuestión que tuvieron lugar tras 1934 deben leerse de forma dinámica, pues si bien la foto fija de la URSS con Stalin no era particularmente diferente en materia de libertad sexual a los demás países capitalistas, la suma de los fotogramas que la preceden refleja el carácter regresivo de estas reformas. Stalin no conservó un status quo heredado de la(s) socided(es) del imperio zarista sino que desmanteló los avances hechos por los revolucionarios bolcheviques, no meramente en la cuestión sexual sino también en lo que se refiere a derechos de las mujeres, libertades políticas dentro y fuera del partido, y libertades religiosas.
Tras leer la noticia hay varios puntos en los que no me parecen del todo cierto.
ResponderEliminarCon lenin se persiguió a la iglesia ortodoxa; pero despues Stalin la uso de herramienta. Stalin siguio el proyecto de colectivización establecido en 1917 solo que el ante Trostky jamás lo defendió hasta llegar al poder. El derecho de la mujer fue respetado por Stalin y tiene muchas tesis hablando sobre el feminismo.
Stalin era un totalitarista y burócrata pero no fue un tirano.
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