Hace hoy 82 años (y un día), el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) se hacía con el poder en el Parlamento Alemán, ¿cómo pudo el estado más poderoso de Europa llegar a esta situación?
Para responder a esta pregunta, habría que remontarse hasta el final de la Primera Guerra Mundial, hasta el Tratado de Versalles de 1919, este tratado supuso unas humillantes imposiciones para la derrotada Alemania: La cesión del 13% del territorio nacional y de todo el imperio colonial a las potencias imperialistas contrincantes, la entrega de material militar y la prohibición de fabricarlo, y, por supuesto, las cláusulas económicas impuestas para las reparaciones de guerra.
Todo esto provocó un enorme sentimiento de revanchismo entre la población germana, y, especialmente las reparaciones de guerra, supondrían un enorme varapalo para su economía. Un impacto que, sin embargo, durante los "felices años '20" no se notó demasiado, gracias a las prestaciones de los bancos estadounidenses, una situación que no podía ser sostenible por mucho tiempo, tal y como advirtió el mismo Hitler, y así fue, con el crash de Bolsa de Nueva York de 1929, se acabaron las prestaciones bancarias y la economía alemana tocó fondo, esa "predicción" convirtió a Hitler en una especie de "mesías llegado para salvar a Alemania".
Esto, unido a un populista discurso, ultra-chovinista y lleno de respuestas fáciles, propició que el NSDAP pasase de un 2% de votantes en 1928 a un 33% en noviembre de 1932, insuficiente para gobernar al no tener la mayoría absoluta. Sin embargo, gracias a las presiones del diputado ultra-conservador Franz von Papen y de oligarcas preocupados ante el crecimiento que también estaba experimentando el Partido Comunista (KPD, 17%), el presidente Paul von Hindenburg nombró a Adolf Hitler canciller "a dedo" el 30 de enero de 1933.
El 20 de febrero, Hitler se reunió con una veintena de oligarcas industriales, entre los que destacaban Gustav Krupp (acerera Krupp) o Carl Bosch (química IG Farben), en la que les prometió "eliminar a lxs marxistas y al movimiento obrero y recrear el Ejército".
Hitler reuniéndose con el oligarca acerero Kustav Krupp.
El 27 de febrero, 6 días antes de unas nuevas elecciones, ocurrió el más que sospechoso (y bastante oportuno para los intereses nazis) incendio del Reichstag, del cual se culpó al KPD, aduciendo que había pruebas documentadas de una conspiración (las cuales nunca llegaron a mostrarse al público); iniciándose una campaña de represión contra el KPD, deteniendo a 4000 militantes, incluidos sus parlamentarixs, y consiguiendo el pretexto para la inminente Ley Habilitante, que entregaría plenos poderes al gobierno nazi para la aprobación de leyes, sin necesidad de la aprobación el Parlamento.
El incendio del Reichstag provocó una ola de histeria entre el pueblo, que se tradujo el 5 de marzo, en un 47% de los votos para el NSDAP (perdiendo el KPD un tercio de sus votos), logrando la mayoría absoluta gracias a la coalición con el ultra-conservador DNVP y el democristiano Zentrum.
El 23 de marzo se votaría la ya mencionada Ley Habilitante, para cuya aprobación, Hitler necesitaba dos tercios de los votos del Parlamento, los cuales casi tenía gracias a la coalición antes mencionada y al encierro de lxs 80 parlamentarixs del Partido Comunista,. Finalmente los consiguió encerrando a 30 de lxs 120 parlamentarixs del Partido Socialdemócrata (SPD), acusadxs de la conspiración del incendio del Reischtag. El Partido Nazi conseguía así un poder dictatorial que mantendría hasta la Toma de Berlín por el Ejército Rojo en 1945.
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