La Agencia Nacional de Inteligencia de Estados Unidos
(CIA) llevó a cabo prácticas de interrogatorio “más brutales” de lo que había
admitido en los años posteriores a los ataques del 11-S y además sus resultados
no fueron efectivos.
Así lo indica el informe del Comité de Inteligencia
del Senado de EE.UU. divulgado tras cinco años de investigaciones sobre ese
asunto.
El documento analiza el uso de polémicos procesos de
interrogatorio a sospechosos y miembros de la red Al Qaeda retenidos en
instalaciones secretas en Europa y Asia en los ocho años posteriores a los
atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S).
Según el estudio, los detenidos tras los atentados
contra las Torres Gemelas de Nueva York sufrieron prácticas como la privación
de sueño durante más de una semana y la amenaza continua de que no iban a salir
vivos de la custodia a la que estaban siendo sometidos.
Entre otras cosas, el texto indica que, con la
aprobación del personal médico de la CIA, al menos cinco de los prisioneros
fueron sometidos a procedimientos “medicamente innecesarios” de “alimentación
rectal” o “hidratación rectal” y otros tantos a baños de hielo.
“Uno de los interrogadores le dijo a otro detenido que
nunca irían a juicio” porque no podían “dejar nunca saber al mundo qué les
habían hecho”, relata el informe.
“Agentes de la CIA también amenazaron al menos a tres
detenidos con hacer daño a sus familias, incluyendo a los hijos de un
detenido, y con abusar sexualmente de la madre de otro y ‘rajarle la garganta a
su madre'”, detalla el texto.
El informe del Senado describe, asimismo, las
prácticas de asfixia simulada practicadas al reconocido como cerebro del 11-S,
Khalid Shaikh Mohammed, así como a otros detenidos, definidos como “series de
ahogamientos” que en muchas ocasiones les producían vómitos.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del
comité, presentó ante el pleno de la Cámara alta el estudio.
Feinstein dijo que “nunca hubiera sido un buen momento
para publicarlo”, dado su contenido y la inestabilidad internacional en zonas
como Oriente medio, pero insistió en la necesidad de que sea utilizado
“para restablecer los valores del país”.
De hecho, el Pentágono y el Departamento de Estado de
EE.UU. instruyeron la semana pasada a sus puestos en todo el mundo para revisar
su seguridad por la posibilidad de “agitación” a raíz de la divulgación del
informe.
La legisladora, que dirigió la redacción del texto,
explicó que “ningún agente de la CIA, ni directores de la CIA” informaron al
entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, sobre las técnicas que realmente
estaban poniendo en práctica.
Las conclusiones del informe “dejan claro cómo este
programa era moral, legal y administrativamente un error”, agregó la senadora.
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