El muro cayó hace 25 años, pero la sociedad alemana sigue dividida, consecuencia de una política económica que lejos de integrar a los alemanes del este, les condena a la precariedad y la pobreza.
En la tarde del jueves 9 de noviembre de 1989, Günter Schabowski, miembro del Politbüro del Partido Socialista Unificado de Alemania, anunciaba en una rueda de prensa que se levantaban todas las restricciones de visado para pasar de un lado a otro del muro de Berlín, que hasta entonces había separado Westberlin y Ostberlin, el mundo capitalista del mundo socialista. Schabowski, sin embargo, no leyó la segunda parte del comunicado, que establecía que la medida tendría efecto desde el día siguiente. Así, ese mismo día se produjo lo que para muchos fue la reconciliación de las dos Alemanias, mientras que para otros fue la invasión de un Estado soberano: la caída del muro de Berlín.
25 años después parece que todo es jolgorio, alegría. La victoria de los manifestantes silenciosos de Leipzig se celebra estos días en todo el globo. Berlín viste hoy con sus mejores galas a su puerta de Brandemburgo, en vísperas de la celebración del 25 aniversario. Pero, ¿realmente los alemanes del este tienen algo que celebrar?
Resulta evidente que para la República Federal Alemana y para el capitalismo mundial la caída del Muro resultó muy beneficioso. Sin embargo, en toda esta historia hay unos grandes olvidados: los alemanes del Este. Pensad en cinco ciudades importantes alemanas. Estoy convencido de que todas ellas están en el rico y poderoso oeste. ¿Alguien quizás mencionó alguna ciudad de la antigua República Democrática Alemana? Probablemente no...
En lo que otrora fue la República Democrática Alemana existe un dicho: “Todo lo que nos decían del comunismo era mentira; pero lo peor es que todo lo que nos contaron del capitalismo era verdad”. Tanto es así que en alemán se acuñó el neologismo die Ostalgie, nostalgia de la Alemania del Este. Un servidor no va a hablar en este artículo sobre las políticas, más o menos acertadas, de la RDA, sino de las que actualmente aplica la Alemania unificada sobre la población del este.
Existen gran cantidad de datos que atestiguan que el muro invisible de la desigualdad sigue existiendo. Entre ellos, el de la tasa de desempleo que muestra una atroz diferencia entre un Oeste (sobre todo en las zonas del sur, como Baviera) y el Este, en donde, no solo no hay empleo, sino que además se da una auténtica "fuga de cerebros", pues la gran mayoría de los jóvenes se ven obligados a emigrar al Oeste en busca de oportunidades laborales.
Sin embargo,donde realmente se ve el muro de pobreza construido por los alemanes del Oeste sobre sus "hermanos" del Este es en la imagen que os muestro arriba. Las cifras de renta en la Alemania oriental son bajísimas, muy alejadas de las de sus compatriotas bávaros que poseen las rentas más altas del país.
Sin embargo, no solo la economía condiciona la división entre Alemanias. La personalidad de unos y otros es bien distinta y aquí tenemos algunos datos que lo atestiguan. En terreno ecológico, nos encontramos con unos alemanes del este mucho más concienciados con el medio ambiente que sus compañeros occidentales, los cuales llegan a producir el triple de basura por habitante en algunos casos.
Otro dato interesante tiene que ver con la infancia y las mujeres trabajadoras. Mientras que en la RFA hasta hace no mucho la mujer se quedaba en casa para cuidar a los niños, en la RDA la práctica totalidad de las mujeres trabajaba. Por ello, el gobierno de la RDA construyó guarderías para poder dejar a los niños. Reminiscencia de ello, hoy en día los alemanes del este continúan dejando a sus niños en guarderías a jornada completa.
Una cifra preocupante, sin embargo, es la de simpatizantes de la extrema derecha en el Este. Si el muro se construyó originalmente como Muro de contención antifascista para proteger al pueblo de la RDA de ideologías nazi-fascistas, 25 años después de su caída, dicha ideología se propaga por el Este. No obstante, cabe destacar que Die Linke (La Izquierda), el partido heredero del Partido Socialista Unificado de Alemania es ya la segunda fuerza política en algunas zonas de Alemania, tanto en su parte occidental como la oriental.
Así pues, concluyo que en Alemania siguen existiendo muros que separan a la población. Ambas partes siguen bien diferenciadas y, mientras una celebra la caída del Muro, la otra intenta salir adelante en un panorama desolador en lo económico. Lo que no se nos debe olvidar nunca a los antifascistas es que la historia la escriben los vencedores y, tras la caída del Muro, los vencedores reescribieron la historia del pueblo del Este, relegando su presente a un papel anecdótico y, eso sí, unido dentro de la República Federal Alemana.
25 años después parece que todo es jolgorio, alegría. La victoria de los manifestantes silenciosos de Leipzig se celebra estos días en todo el globo. Berlín viste hoy con sus mejores galas a su puerta de Brandemburgo, en vísperas de la celebración del 25 aniversario. Pero, ¿realmente los alemanes del este tienen algo que celebrar?
Resulta evidente que para la República Federal Alemana y para el capitalismo mundial la caída del Muro resultó muy beneficioso. Sin embargo, en toda esta historia hay unos grandes olvidados: los alemanes del Este. Pensad en cinco ciudades importantes alemanas. Estoy convencido de que todas ellas están en el rico y poderoso oeste. ¿Alguien quizás mencionó alguna ciudad de la antigua República Democrática Alemana? Probablemente no...
En lo que otrora fue la República Democrática Alemana existe un dicho: “Todo lo que nos decían del comunismo era mentira; pero lo peor es que todo lo que nos contaron del capitalismo era verdad”. Tanto es así que en alemán se acuñó el neologismo die Ostalgie, nostalgia de la Alemania del Este. Un servidor no va a hablar en este artículo sobre las políticas, más o menos acertadas, de la RDA, sino de las que actualmente aplica la Alemania unificada sobre la población del este.
Existen gran cantidad de datos que atestiguan que el muro invisible de la desigualdad sigue existiendo. Entre ellos, el de la tasa de desempleo que muestra una atroz diferencia entre un Oeste (sobre todo en las zonas del sur, como Baviera) y el Este, en donde, no solo no hay empleo, sino que además se da una auténtica "fuga de cerebros", pues la gran mayoría de los jóvenes se ven obligados a emigrar al Oeste en busca de oportunidades laborales.
Sin embargo,donde realmente se ve el muro de pobreza construido por los alemanes del Oeste sobre sus "hermanos" del Este es en la imagen que os muestro arriba. Las cifras de renta en la Alemania oriental son bajísimas, muy alejadas de las de sus compatriotas bávaros que poseen las rentas más altas del país.
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Otro dato interesante tiene que ver con la infancia y las mujeres trabajadoras. Mientras que en la RFA hasta hace no mucho la mujer se quedaba en casa para cuidar a los niños, en la RDA la práctica totalidad de las mujeres trabajaba. Por ello, el gobierno de la RDA construyó guarderías para poder dejar a los niños. Reminiscencia de ello, hoy en día los alemanes del este continúan dejando a sus niños en guarderías a jornada completa.
Una cifra preocupante, sin embargo, es la de simpatizantes de la extrema derecha en el Este. Si el muro se construyó originalmente como Muro de contención antifascista para proteger al pueblo de la RDA de ideologías nazi-fascistas, 25 años después de su caída, dicha ideología se propaga por el Este. No obstante, cabe destacar que Die Linke (La Izquierda), el partido heredero del Partido Socialista Unificado de Alemania es ya la segunda fuerza política en algunas zonas de Alemania, tanto en su parte occidental como la oriental.
Así pues, concluyo que en Alemania siguen existiendo muros que separan a la población. Ambas partes siguen bien diferenciadas y, mientras una celebra la caída del Muro, la otra intenta salir adelante en un panorama desolador en lo económico. Lo que no se nos debe olvidar nunca a los antifascistas es que la historia la escriben los vencedores y, tras la caída del Muro, los vencedores reescribieron la historia del pueblo del Este, relegando su presente a un papel anecdótico y, eso sí, unido dentro de la República Federal Alemana.
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