Las llamadas reválidas, que se implantarán con la nueva Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), y que sustituirá a la actual Selectividad en el caso del Bachiller, constarán de 350 preguntas tipo test, y se deberán aprobar para así conseguir el título de ESO y Bachiller.
Tal y como se declara en el real decreto sobre las características generales de las pruebas de la evaluación final de Primaria, ESO y Bachillerato, estas serán tipo test y, en el caso de la ESO, el 70% de la nota final vendrá dada por la media de todas las materias cursadas en el último curso y el 30% restante se completará con la nota conseguida en dicha prueba. En cambio, en el caso de Bachiller, los porcentajes se mantienen igual que en las actuales PAU (Pruebas de Acceso a la Selectividad): 60% nota media de Bachiller y 40% nota conseguida en la Selectividad.
Estas nuevas pruebas, denominadas reválidas, que recuerdan a las antiguas pruebas existentes en el franquismo, y que ya produjeron polémica y rechazo por parte de gran parte del sector educativo la primera vez que salieron a la luz con la presentación de la LOMCE, vuelven a dar de que hablar ahora que conocemos el peculiar formato que tendrán: Constarán de 350 preguntas tipo test con 4 respuestas posibles cada una; 200 de ellas corresponderán al conjunto de asignaturas comunes o generales, 100 serán de dos materias optativas del bloque de troncales elegidas por el alumno y 50 de la asignatura específica también a elegir por el alumno. El problema más notable que conlleva este nuevo formato de prueba es que impide una evaluación real de la capacidad de desarrollo y expresión del alumno, ya que no se les da la opción de desarrollar libremente las respuestas.
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