Los juegos olímpicos de Atenas de 2004 fueron alabados en su tiempo por "transformar la imagen del país heleno en el exterior e impulsar el crecimiento de la economía". Diez años después, aquellas instalaciones que acogieran el mayor acontecimiento deportivo cada 4 años son las nuevas ruinas de la Hélade. Eso sí, estas no tienen 2 milenios de antigüedad.
Grecia gastó un total de 8.220 millones de euros entonces para acoger unos juegos olímpicos que en un principio iban a ser artibuídos a Roma. Un 'panem et circenses', es decir, pan y circo para mantener entretenido al pueblo sin coste alguno. La diferencia, es que el 'panem' presente en esa locución latina ya es un capricho que muchos trabajadores y trabajadoras griegos ya no pueden permitirse.
"Fue un dinero desperdiciado y todo para hacer un espectáculo", dijo Dimitris Mardas, por aquel entonces secretario de comercio y hoy profesor de economía en la facultad de Thesallonikí.
¿De verdad Grecia se benefició de acoger el evento deportivo? Ese furor que todo el pueblo griego tenía en 2004 se ha convertido en indignación mientras Grecia sufre su sexto año de crisis económica patrocinada por la Europa de los mercados con cifras récord de desempleo y pobreza.
Diversas ruinas de las antiguas instalaciones olímpicas de Atenas 2004
Como se puede ver en las fotografías, las entonces brillantes instalaciones olímpicas han sido abandonadas completamente. Sólo una pequeña minoría de ellas aún se sigue utilizando ocasionalmente para actos que ni siquiera son deportivos.
Del Maratón donde Filipo corrió los 42 kilómetros para avisar sobre la victoria ante los persas al Maratón con ruinas fruto de la especulación de la burguesía griega. En Maratón existía un centro de remo, donde ahora perros y vagabundos duermen entre las algas que han crecido debido a la humedad en el recinto de 'kanoe kayak'. Las gradas, con asientos completamente arrancados y la estructura principal da la sensación de un abandono por muchos más que esos 10 años que han pasado.
Grecia gastó un total de 8.220 millones de euros entonces para acoger unos juegos olímpicos que en un principio iban a ser artibuídos a Roma. Un 'panem et circenses', es decir, pan y circo para mantener entretenido al pueblo sin coste alguno. La diferencia, es que el 'panem' presente en esa locución latina ya es un capricho que muchos trabajadores y trabajadoras griegos ya no pueden permitirse.
"Fue un dinero desperdiciado y todo para hacer un espectáculo", dijo Dimitris Mardas, por aquel entonces secretario de comercio y hoy profesor de economía en la facultad de Thesallonikí.
¿De verdad Grecia se benefició de acoger el evento deportivo? Ese furor que todo el pueblo griego tenía en 2004 se ha convertido en indignación mientras Grecia sufre su sexto año de crisis económica patrocinada por la Europa de los mercados con cifras récord de desempleo y pobreza.
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